En una parcela situada en la urbanización de Mas Terrillo de Cabrera de Mar, se proyectó esta vivienda de una sola planta que se organiza en forma de “L”, para facilitar la movilidad de los propietarios y optimizar cada espacio, estableciendo una relación fluida y armoniosa entre el interior y el exterior, con el fin de disfrutar del jardín y de la privacidad que ofrece el patio trasero.

El acceso principal se resuelve a través del patio orientado a la calle, donde también se encuentra el garaje, separado del volumen principal de la vivienda según lo establece la normativa urbanística vigente. La zona de día, orientada hacia el jardín, se configura como un espacio amplio y abierto donde cocina, comedor y sala de estar se articulan alrededor de un porche que actúa como una extensión habitable exterior, con una transición suave gracias a la continuidad del pavimento, los techos y las grandes aberturas acristaladas que conectan visualmente con el exterior.

El segundo brazo del edificio acoge la zona de noche, con cuatro dormitorios —entre ellos, una suite principal con vestidor y baño— que se organizan en torno a un patio interior ajardinado, aportando luz, ventilación e intimidad a las estancias. En la parte trasera de la casa, con acceso directo desde el jardín, se sitúa una habitación para herramientas.

El garaje, construido con obra vista de color oscuro siguiendo la estética del resto de garajes de la calle, genera un contraste material con el volumen principal de piedra caliza color crema, donde la junta horizontal y los voladizos de hormigón visto acentúan la horizontalidad del proyecto a la vez que protegen las persianas correderas de madera de ipe.

El patio posterior, concebido como una prolongación de los espacios interiores, incorpora la piscina y diferentes áreas de descanso, todo ello rodeado de vegetación autóctona cuidadosamente seleccionada para mantener el equilibrio con el entorno natural y arquitectónico.